Generalmente no nos enfocamos mucho en la vida de las personas presas, excepto tal vez por sus familiares y los guardianes de las prisiones. Debido a que la mayoría de la gente nunca se encuentra con ellas, es muy fácil pasarlas por alto y tener presente su humanidad, sus necesidades y lo que esperan de la vida. Sin embargo, estas personas, desde su vida de encierro, tienen mucho que enseñarnos sobre la conexión humana, la comunicación y muchas otras cosas más. Sería bueno por tanto que podamos aprender un poco de ellas de alguna forma u otra.
El día en que fuí a una prisión empezó como la mayoría de los días. Bueno. Tal vez de hecho no.
La Correccional Richard J. Danovan es una prisión para hombres al Este de San Diego, y la cercanía de esta con la ciudad crea un fuerte contraste entre las dos. El interno que actuaba como maestro de ceremonia anuncio a los visitantes: “Ustedes son ahora miembros oficiales de esta amada comunidad de encierro”.
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Los internos, muchos de quienes no han hablado a nadie más que a sus compañeros y a los guardias desde su encarcelamiento, sonrieron amablemente a los visitantes mientras entraban al salón de convenciones. Los internos, vistiendo sus más finos uniformes, estaban genuinamente felices de ver a la multitud que llegaba.
Una orquesta tocó varias canciones mientras los conferencistas se preparaban. Un prisionero condenado a cadena perpetua nunca había escuchado música en vivo antes. “Suena como las aves y los ángeles” dijo.
Me senté entre la audiencia nerviosamente esperando la conferencia. Y a medida que la gente hablaba entre sí fui golpeada por el abrumador sentimiento de que a pesar de nuestras múltiples diferencias teníamos mucho en común.
Barry, quién se sentó al lado mío, me dijo que todo lo que él quería hacer cuando saliera de prisión dentro de cuatro años era ayudar a la gente. El planeaba hacerse a un lado de la carretera y arreglar las llantas descompuestas de los conductores prestando el servicio de montallantas. La otra persona que se sentó al lado mío me pregunto sí estaba familiarizada con el trabajo de la escritora Brene Brown, y me agradeció por darle recetas para ensaladas y hacerle “sentir humano”.
Aquí hay algunas de las lecciones que sus historias me enseñaron como ser humano, como conferencista de TEDx, y como firme creyente en el poder de la conexión humana. Cada una de las siguientes lecciones corresponde a lo que aprendí de la exposición que hizo cada preso en la correccional Richard J. Danovan:
Conecta con tu audiencia
Criado en una granja, Lionell observó a su padre matar conejos para comer durante su infancia. Su padre podría golpearlo con un látigo si él se portaba mal y el único consuelo de Lionell era un pony de la granja.
Cuando Lionell veía a su padre matar conejos el se sentía aliviado de sentir una intensa tristeza por la muerte de los conejos, que su padre no sentía. Una noche él encontró a un conejo que estaba enfermo. El conejo se acogió al refugio de Lionell, pero su padre lo hizo dejarlo afuera en la tormenta de la noche. El conejo no sobrevivió.
En la prisión Lionell sucumbió a la fiebre del Valle. Por siete días el tuvo enfermeras revisándolo cada 15 minutos, era la primera vez desde los animales de su infancia que el sentía amor y apoyo por parte de otro ser humano.
“No fue la medicina, sino el amor lo que me curó” Lionell nos dijo.
La historia de Lionell nos habla de la importancia de la conexión humana, de cuánta diferencia hace en la vida de la gente. Conecta con tu audiencia, cuenta tus experiencias personales, tu audiencia sentirá empatía y te recordará.
Si eres un líder de mercadeo en red que está haciendo una presentación de negocios en público, tus experiencias personales resonarán con los dema´s, especialmente aquellas experiencias íntimas que hablan de tus sueños más profundos, tus aspiraciones, los obstáculos por los que has tenido que pasar y las estrategias que usaste para superarlos.
De la misma manera también nos enseña algo más: todos podemos apoyar a otros y brindarles esa calidez humana que probablemente no han sentido en mucho tiempo. Las personas necesitan afecto en sus vidas de una u otra manera. No importa quienes seamos y quienes sean ellos, los seres humanos siempre apreciaremos el afecto y un trato humano por parte de los demás. Esto es vital para que las personas puedan abrirse a los demás y puedan confiar.
Conecta contigo mismo.
Cuando Stephen subió al escenario nos dijo: “Hace unos momentos ni siquiera sabía si era capaz de hacer esto”.
Encarcelado sin beneficio de fianza cuando él tenía solamente 19 años, Stephen pronto se sintió apático y sin sentido de propósito en su vida. El sentía que no podía contribuir de manera positiva a la sociedad. Era un tipo de sentimiento muy negativo y para nada empoderador.
Stephen decidió hacer un plan. Él quería salir de ser un observador a ser un participante de su propia vida para pasar a ser el protagonista. Todo él tiempo se la pasaba leyendo libros y mejorándose a sí mismo. Hoy está a solo dos cursos de su cuarta licenciatura y ayuda a otros internos a alcanzar sus propios objetivos educativos.
¿Qué es lo que la historia de Stephen nos enseña? Sé vulnerable frente a ti mismo. Ponte a ti mismo en el escenario y enfréntate a ti mismo. La charla TED de Brene Brown enfatiza en el poder de la vulnerabilidad y en la necesidad de vencer la vergüenza de esa vulnerabilidad. Brown nos dice que la vergüenza en nuestra propia vulnerabilidad nos desconecta de nuestros interlocutores.
Acepta tu vulnerabilidad y úsala para conectar. La audiencia sentirá empatía hacia ti.
En pocas palabras esto quiere decir que tienes que animarte a exponer tus puntos débiles frente a tu audiencia, todo lo que te ha impedido ser ese líder que has soñado. De la misma manera expones la forma en que dejaste de ser esa persona con esos puntos débiles. Todas las personas, de una forma u otra tenemos una historia así, ya que la vida generalmente nos modela desde nuestros defectos y debilidades hacia algo mejor. Estamos en un proceso de continúo crecimiento.
Antes de subir al escenario, haz una lista de las defectos, puntos ciegos y debilidades que tenías antes de iniciar en tu negocio, en tu proyecto empresarial o en tu carrera. Cuéntale a la audiencia qué fue lo que hiciste para superar cada una de esas dificultades y cómo la consciencia de estos elementos negativos en tu vida te llevó a superarte y a ser un/a mejor líder, empresario/a, esposo/a, padre o madre.
Las personas de tu audiencia podrán identificarse fácilmente con esa debilidad porque todos de una manera u otra somos débiles y estamos en constante lucha para superarnos. Así mismo, las historias de las personas débiles que dejan de serlo, vencen sus miedos y luchan por avanzar en la vida son siempre historias vendedoras y que generan empatía entre la audiencia. Tu público conectará inmediatamente con ellas.
Conecta con tu mensaje.
John sabía exactamente lo que él quería decirnos. Él tenía un padre alemán y una madre mexicana, y su padre odiaba a su madre por ser mexicana. Básicamente no aceptaba su condición ni su identidad cultural. Los estereotipos y prejuicios de este simple hecho llegaron a definir gran parte de su vida.
John se unió a una pandilla en donde encontró los sentidos de identidad y de unidad que perdió en su proceso de crianza. Allí, en la pandilla, se sintió orgulloso de pertenecer a un grupo y no se avergonzaba de su nueva identidad como pandillero. Pero no fue hasta al entrar a prisión que él empezó a mirar debajo de esos estereotipos y por primera vez empezó a ver a la gente realmente.
“Estoy nervioso”, John empezó, “Porque yo nunca he hablado a un grupo de personas positivas nunca antes. La gente en prisión quiere herir a otras personas por que ellas hieren”.
Para John, su mensaje trascendió su nerviosismo. Sus miedos a hablar en púbico no le impidieron entregar su mensaje y esto era lo que realmente contaba para él. Como la estrategia de Mónica Lewinsky para superar sus nervios durante su charla TED, John sabía que lo que tenía que decir era más importante que el miedo que estaba sintiendo.
Una vez que conectas con tu mensaje y crees en este, la resolución de entregar tu mensaje acabará con cualquier incertidumbre que tengas.
Así lo que nos enseña John es que no importa cuánto miedo tengas al momento de hacer una presentación. La novedad de hablar en público puede ser algo estresante para muchas personas. Sin embargo, pregúntate qué es lo que cuenta para ti cuando estás enfrente del escenario. La realidad es que lo más importante siempre será entregar tu mensaje a tu audiencia. Así que, más allá de los miedos, lo que importa es lo que tienes que decirle a tu audiencia. Céntrate en tu mensaje y en la importancia que este mensaje tiene para ti. De esta forma podrás superar cualquier miedo escénico que tengas y podrás contar toda tu historia.
Como líderes de negocios, empresarios, docentes, networkers, y mentores, cuando nos enfrentamos a los desafíos de realizar una presentación siempre nos estamos enfrentando a una nueva audiencia, por lo que es probable sentirnos intimidados sin importar cuánta experiencia tengamos al hablar en público. Pese a esto, todos los seres humanos compartimos principios fundamentales, podemos conmovernos por una historia que es contada desde el corazón, con las vulnerabilidades de otros seres humanos y con los mensajes que los demás tienen para contarnos. De manera que estas lecciones pueden sernos de utilidad independientemente de nuestro nivel de oratoria y lo capaces que creamos ser frente a una audiencia. Pues al final, el lado humano de la historia siempre podrá prevalecer, arrebatar nuestra atención e incluso conmovernos hasta las lágrimas.
Este artículo fue escrito por Fia Fasbinder para Inc.com
Vía| Inc
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