La técnica de Dale Carnegie para memorizar tus discursos

28 de diciembre de 2017

Nos podemos llegar a sentir algo abrumados con la gran cantidad de información que debemos dar durante una presentación y eso puede hacer que terminemos leyendo o confundidos e inseguros.

Pero Dale Carnegie tiene una técnica:

Hay solamente dos modelos posibles por los cuales podemos pensar en algo; el primero es mediante un estimulo externo. El segundo, mediante su asociación con algo que ya tenemos en la mente. La aplicación de estas técnicas a los discursos, nos significa ni mas ni menos: primero, que podemos recordar nuestros puntos valiéndonos de estímulos tales como notas, pero ¿a quien le agrada ver a un orador que emplea notas? Segundo, podemos recordar nuestros puntos asociándolos con algo que ya tenemos familiarizado en la mente. Deberán ligarse en una correlación tan lógica, que el primero inevitablemente conduzca al segundo y el segundo al tercero, tan naturalmente como la siguiente puerta de un aposento conduce a la habilidad contigua.

Esto puede parecer sencillo, pero acaso no lo sea tanto para un principiante, cuya capacidad de razonamiento haya sido anulada por el pánico al auditorio.

Hay sin embargo, un método para entrelazar los puntos, que es a la vez fácil, rápido y seguro. Me refiero al uso de una frase desatina. Por ejemplo, supongamos que tenemos que hablar sobre un verdadero revoltillo de ideas no asociadas y por lo tanto difíciles de recordar. Sean los puntos vaca, cigarro, Nápoles, casa y religión. Tratemos ahora de ensamblar estas ideas como si fueran eslabones de una cadena, mediante esta frase absurda: “La vaca corneó un cigarro y corneó a Nápoles, después de lo cual se incendio la casa donde se practican una religión”.

Y ahora, tapemos con la mano esta frase y respondamos a las siguientes preguntas: ¿cuál es el tercer elemento del discurso? ¿Cuál es el quinto, el cuarto, el tercero. El segundo y el primero?

¿Da resultado el método? ¡Por cierto que si! Y pido a los alumnos que adelantan este curso que lo empleen.

Cualquier grupo de ideas puede ser correlacionado de este mismo modo, y cuando más ridícula sea la frase que resulte, tanto mas fácil será recordarla.

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