En junio de este año, la Corte Suprema de los Estados Unidos revocó un precedente legal de más de cuatro décadas: la doctrina de deferencia de Chevron. Esta doctrina, establecida en 1984, permitía que los tribunales dieran prioridad a las interpretaciones de agencias gubernamentales, como la Comisión Federal de Comercio (FTC), cuando las leyes no eran del todo claras. Sin embargo, con su reciente eliminación, las reglas del juego han cambiado, y esto podría tener un impacto importante en el sector de la venta directa.
La doctrina de Chevron otorgaba un amplio poder a agencias como la FTC, permitiéndoles interpretar y aplicar regulaciones sin la necesidad de pasar por procesos legislativos formales. Esto generaba frustración entre las compañías de venta directa, las que a menudo sentían que estaban a merced de decisiones y reglas cambiantes que no siempre seguían un proceso transparente. Ahora, con la eliminación de esta doctrina, las empresas tienen una nueva oportunidad para impugnar interpretaciones regulatorias que consideren injustas o no fundamentadas.
El caso que dio lugar a esta decisión fue Loper Bright Enterprises versus Raimondo, en el que la Corte Suprema decidió que ya no era necesario que los tribunales se alinearan automáticamente con las interpretaciones de las agencias gubernamentales. En adelante, será responsabilidad de los tribunales asegurarse de que las agencias como la FTC no sobrepasen su autoridad ni impongan reglas fuera de lo permitido por el Congreso.
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Para el sector de la venta directa, esto representa un respiro. Durante años, muchas empresas han tenido que dedicar importantes recursos financieros para cumplir con normativas que no siempre estaban claramente establecidas o que cambiaban con frecuencia. Empresas como Neora, que enfrentó una batalla legal de siete años con la FTC, saben de primera mano el impacto emocional y financiero que esto puede tener en una organización. En el caso de Neora, aunque ganaron el juicio, el costo fue de USD 20 millones.
Sin embargo, el fin de la doctrina Chevron no significa que las compañías de venta directa tengan carta blanca para operar sin controles. Las empresas aún deberán cumplir con estrictos programas de cumplimiento interno, promover modelos de compensación justos y centrarse en la venta de productos de calidad. Lo que ha cambiado es que las agencias gubernamentales, como la FTC, ahora tendrán menos margen para aplicar interpretaciones subjetivas o normas que no estén claramente respaldadas por la ley.
Legalmente, este cambio permitirá a las empresas de venta directa impugnar en los tribunales las acciones regulatorias de la FTC, especialmente cuando estas no sigan los lineamientos legislativos formales. Esto podría frenar algunas de las acciones más agresivas de la FTC en el futuro, ya que la agencia tendrá que ser más cautelosa antes de implementar nuevas reglas que puedan ser impugnadas legalmente.
En este nuevo entorno legal, las compañías de venta directa tienen una mayor oportunidad de defenderse ante posibles excesos regulatorios. Sin embargo, la clave sigue siendo operar con integridad. Cumplir con las normativas existentes y mantener altos estándares éticos será crucial para evitar conflictos legales que podrían surgir a medida que se ajustan a esta nueva realidad.
A medida que los tribunales, el Congreso y las agencias gubernamentales navegan por los efectos a largo plazo de esta decisión, las compañías de venta directa deben mantenerse vigilantes, cumpliendo con las regulaciones y asegurándose de estar siempre un paso adelante en cuanto a las mejores prácticas comerciales.
Con información de Direct Selling News
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