La Asociación de Venta Directa de Estados Unidos (DSA) reunió a legisladores de ambos partidos, asesores de la Casa Blanca y expertos legales durante su Conferencia Anual Legal y Regulatoria, con un objetivo claro: defender el valor del trabajo independiente y de la venta directa en la economía del siglo XXI. El encuentro puso sobre la mesa la creciente presión regulatoria a nivel federal y estatal que afecta a millones de personas que han elegido la venta directa como una forma flexible y sostenible de generar ingresos y construir negocios propios.
Durante la conferencia se abordaron temas clave como el avance del proyecto de ley H.R. 3495 en el Congreso, decisiones recientes de la Comisión Federal de Comercio (FTC) y señales tempranas de posible escrutinio por parte de la FDA. También se analizaron movimientos regulatorios en distintos estados, como la aplicación del test ABC en Nueva Jersey, la exposición legal de la ley PAGA en California, la ampliación de regulaciones de telemarketing en Texas y nuevas normativas aplazadas en Delaware. Estos debates reflejan un momento decisivo para el sector, en el que la claridad sobre el estatus de contratista independiente es fundamental.
Uno de los mensajes centrales del evento fue que los vendedores directos entienden perfectamente por qué eligen este modelo de trabajo. Líderes políticos como Jim Clyburn, Josh Gottheimer, Kevin Kiley y Tim Walberg coincidieron en que la venta directa ofrece algo que muchos empleos tradicionales no pueden: flexibilidad, autonomía y la posibilidad de combinar emprendimiento con otras actividades laborales o familiares. Desde la Casa Blanca, Karalee Geis subrayó que el trabajo independiente forma parte de la historia económica nacional y no puede tratarse como un tema secundario.
Para la DSA y sus aliados, la venta directa no es una excepción dentro del mercado laboral moderno, sino un ejemplo temprano de cómo las personas han construido negocios en sus propios términos mucho antes de la economía «colaborativa» o «gig». En un entorno regulatorio cada vez más complejo y lleno de enormes presiones, el sector pide reglas claras que protejan la independencia de los emprendedores sin limitar su capacidad de crecer. El mensaje final fue contundente: la venta directa sigue siendo una herramienta clave para el emprendimiento, la movilidad económica y la libertad laboral en el siglo XXI, y merece un marco regulatorio justo, moderno y basado en la realidad de quienes viven de este modelo.
Con información de Direct Selling News
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