El avance acelerado de la inteligencia artificial (IA) no solo está transformando los lugares de trabajo, sino también la forma en que las personas perciben su futuro laboral. Según Forrester Research (2023), la IA generativa podría reemplazar 2.4 millones de empleos en Estados Unidos para 2030, afectando sobre todo a trabajadores de cuello blanco, es decir a empleados de oficinas con tareas repetitivas y automatizables. Y con la llegada de la IA agentica, capaz de tomar decisiones autónomas, se espera que esa cifra aumente aún más.
Frente a este escenario, ha surgido un fenómeno que impacta de manera indirecta en la venta directa: el llamado «AI Fatigue» o cansancio por la IA. Un artículo de Forbes (2023) señaló que cada vez más personas sienten saturación frente a la constante avalancha de nuevas tecnologías y a la presión de adaptarse a ellas, mientras que Technopedia reportó que cerca del 50% de las iniciativas con IA fracasan después de la fase de prueba de concepto, generando desilusión entre empleados y usuarios.
Este desencanto ha impulsado la búsqueda de alternativas basadas en lo humano, en la conexión genuina y en la comunidad. Justamente allí la venta directa encuentra un terreno fértil.
Tras la pandemia, estudios como el de Brookings Institution advirtieron que la dependencia tecnológica estaba intensificando la soledad y la desconexión social. En contraste, la venta directa ofrece lo opuesto: encuentros presenciales, construcción de equipos y comunicación «cara a cara», elementos que se han convertido en diferenciadores clave.
Stuart Johnson, fundador y CEO de Direct Selling News, lo resume así: «Siempre hablamos de cómo la IA puede impactar positivamente en nuestros negocios, pero lo que estamos dejando de lado es lo que podemos hacer por las personas afectadas negativamente por esta tecnología. La venta directa tiene corazón, la IA no.» Este mensaje refuerza el potencial de la industria para posicionarse como un refugio en medio de un contexto tecnológico que genera incertidumbre.
Las cifras globales respaldan este potencial. De acuerdo con la World Federation of Direct Selling Associations (WFDSA, 2023), la venta directa involucra actualmente a más de 119 millones de personas en el mundo, generando un volumen de negocio que supera los 170 mil millones de dólares anuales. En un momento donde millones de empleos tradicionales están en riesgo, estos números muestran la solidez y la capacidad del sector para absorber nuevo talento y ofrecer ingresos complementarios y sostenibles.
La combinación de «cansancio por IA» y necesidad de ingresos flexibles está configurando una nueva oportunidad histórica para la venta directa. Mientras que la inteligencia artificial redefine la eficiencia en procesos y automatización, el mercadeo en red y la venta directa se consolidan como espacios donde las personas encuentran lo que más escasea en el mundo digital: propósito, conexión y comunidad.
En conclusión, mientras la inteligencia artificial redefine la productividad y transforma modelos laborales en todo el mundo, la necesidad de salvaguardar las conexiones humanas se vuelve más urgente que nunca. La venta directa no solo resiste a esta ola tecnológica, sino que se posiciona como la herramienta óptima para mantener vivas las relaciones personales significativas y cálidas en los negocios, fomentando confianza, comunidad y un sentido de propósito compartido. En un entorno donde la automatización amenaza con deshumanizar el trabajo, el mercadeo en red emerge como una alternativa sostenible y profundamente humana, recordándonos que, al final, el verdadero motor de la economía siempre serán las personas.
Con información de Direct Selling News
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