Cómo la COMUNICACIÓN hace o destruye a un LÍDER

23 de septiembre de 2019

En mi libro, Todos se Comunican, Pocos se Conectan: Lo Que Las Personas Más Efectivas Hacen de Manera Diferente, comparto uno de los aspectos más ignorados del liderazgo. Si has leído el libro, sabes a dónde voy, pero si no lo has hecho, déjame decirte que no quieres perderte este pensamiento.

De hecho, es lo único que hace o deshace un líder, y vale la pena compartirlo nuevamente, así que aquí vamos:

Conexión

Los líderes no pueden tener éxito en la vida sin comunicarse efectivamente. No es suficiente para ellos simplemente trabajar duro. Ni tampoco lo es hacer un gran trabajo. Para tener éxito, debes aprender a comunicarte realmente con los demás, y eso significa aprender a conectarte con ellos.

Pregúntate lo siguiente:

  • ¿Alguna vez te has sentido frustrado durante una presentación porque la gente simplemente no te estaba «entendiendo»?
  • ¿En alguna ocasión has querido un aumento y necesitabas que tu jefe entendiera cuánto valor aportas a la empresa?
  • ¿Tal vez has querido que tus hijos realmente escuchen para que puedas ayudarlos a tomar decisiones acertadas?
  • ¿Posiblemente has querido mejorar tu relación con un amigo, un compañero o alguien dentro de tu comunidad?

Esos son todos los desafíos de un buen contacto, y la clave para la comunicación es la conexión. Si no puedes encontrar una manera de comunicarte de forma efectiva, tendrás un potencial sin explotar donde quiera que vayas.

Después de décadas de matrimonio, hablar en público, dirigir organizaciones y desarrollar y asesorar a otros líderes, puedo decir esto con confianza:

Si quieres tener éxito, debes aprender a conectarte con los demás. Si puedes enlazarte con otros en todos los niveles, uno a uno, en grupos, con una audiencia, tienes la capacidad de fortalecer tus relaciones, aumentar tu sentido de comunidad, generar trabajo en equipo y multiplicar tu productividad.

En mi libro, definí la conexión como la capacidad de identificarte con las personas y relacionarte con ellas de una manera que aumente tu influencia con todo el mundo. A menudo hablo acerca de la conexión comenzando por encontrar puntos en común con los demás, pero también se trata de hallar ideas comunes y un lenguaje tradicional que te ayude a asegurar y extender la unión más allá del momento.

Yo diría que la conexión necesita:

  • Una coincidencia de valores: Debes encontrar un conjunto común de creencias sobre lo que es sabio o bueno.
  • Una casualidad de visión: Necesitas hallar un futuro o deseo común hacia el cual quieres trabajar.
  • Una combinación de riesgo: Debes encontrar un anhelo generalizado de hacer una labor real que se base en los valores y logres la visión.

¿Cuánto más saludables serían tus relaciones si sobresalieras en la conexión?

¿Mejorarías la comunicación con tu pareja? ¿El trato con tus hijos?

¿Qué pasa con tus compañeros de trabajo o vecinos?

Podría seguir y seguir sobre esta idea, ¡por eso hay un libro completo sobre el tema! Ayudar a los líderes a aprender la importancia vital de conectarse con las personas es una de mis pasiones.

La comunicación es mi regalo, pero la conexión es una habilidad que he perfeccionado con el tiempo para aprovechar al máximo ese obsequio. Cualquiera puede aprender a conectarse si es intencional al respecto; y cualquiera que quiera vivir una vida deliberada comprende el beneficio que trae conectarse con otros.

No hago esto en todos mis blogs, pero parece un buen lugar para un llamado a la acción. Tómate unos minutos hoy y has lo siguiente:

  • Evalúa tus habilidades de conexión. ¿Dónde necesitan mejorar? ¿Dónde son más fuertes?
  • Dedica un tiempo a reflexionar sobre algunas de tus conversaciones más recientes; ¿Buscaste valores comunes, o visión, o una empresa? ¿Qué hiciste para que las otras personas se sintieran conectadas contigo?

Lo único que hace o rompe a un líder es la capacidad de conectarse con otros. Cuanto más avanzamos en liderazgo y vida, más efectivos debemos ser para enlazarnos con las personas.

Nuestro éxito depende de ello.

Vía | John Maxwell

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