Cómo es el MLM y sus desafíos según El New York Times

2 de diciembre de 2015

The New York Times publicó un artículo sobre el auge de la comercialización directa desde casa hecha por las mujeres, su participación en las grandes ciudades como Nueva York y los desafíos que enfrentan.

Nueve mujeres se reunieron en el inmaculado apartamento Midtown East de Mollorie Corcoran. La anfitriona alta, esbelta y de cabello largo, recibió a las participantes agrupadas en torno a una mesa en la sala principal, recogiendo bandejas de fruta, bocadillos y copas de vino. “Gracias por venir. Tenemos nuestra nueva colección de fiesta, así que hay de todo para que te pruebes.” Las mujeres se rieron. “y hay un montón de diferentes precios, muchos de nuestros productos están a menos de $30 dólares. Así que todo el mundo a divertirse, beber vino y comer.”, dijo Corcoran.

Otra mesa estaba adornada con mercancías espumosas de Chloe y de Isabel, una empresa Network Marketing dedicada a la joyería que comenzó a funcionar en el 2011. Pronto las mujeres, fueron suavizando el ambiente, fueron modelando collares y pendientes en frente de un espejo gigante. Otras hojeaban los catálogos de Isabel y Chloe, al tiempo que sacaban sus tarjetas de crédito para pagar.

Si vives en los suburbios, lo más probable es que hayas asistido a una fiesta de Network Marketing por parte de Tupperware y Avon.

Un grupo de amigos con frecuencia tienen un asesor de comercialización que actúa como anfitrión de mercancías con descuento. Este tipo de personas escuchan un breve tono o ven una demostración y a continuación hacen su camino conforme al área donde se muestra la mercancía y un representante espera discretamente para llamar a las compras.

Este tipo de herramientas a veces son vistas como algo aburrido que es poco rentable.
Chloe e Isabel participan en algunas páginas de Vogue y Town & Country. Algunas piezas de joyería hechas por Stella & Dot, una de las celebridades favoritas, utilizan piedras cortadas a mano, abalorios intrincados de un taller cortados por Lanvin y Prada. Los cosméticos para el cuidado de la piel de la Beautcounter con sede en Santa Mónica están suntuosamente empaquetados y promocionan responsabilidad ambiental. Los consultores de Mary Kay están haciendo espacio a los “entrenadores” que comercializan productos Beachbody Fitness y a los “dueños de negocios independientes” Vending Rodan&Fields para el cuidado de la piel.

Aunque los compradores Chloe e Isabel parecían bastante entusiasmadas, aunque tal solicitud de buena alimentación no se veía con bastante facilidad en el mercado de Nueva York. “La alimentación es un tren fuera de control en esta ciudad y la demanda no existe.”, dijo Jessica Schilling de 41 años, gerente de una organización no lucrativa, madre de dos hijos que viven en Brooklyn.

María Guido, de 42 años, editora de noticias para la página web de ScaryMommy y madre de dos hijos que se mudaron recientemente de Brooklyn a Beacon, Nueva York, dijo que compró a un amigo unos suplementos nutricionales Shakeology y luego dijo, “Acabo de pagar $150 dólares por un mes de batidos de proteínas, ¿Qué estoy haciendo? Esto es absurdo.”

La Asociación de Comercialización Directa, con sede en Washington, DC, reportó 18 millones de trabajadores a tiempo parcial en la industria el año pasado, donde casi las tres cuartas partes de ellos eran mujeres.

Las constructoras de casas han existido desde la década del 1940, cuando Frank Stanley Beveridge abrió una empresa de productos de limpieza en Massachusetts llamado Stanley Home Products. El señor Beveridge encontró que uno de sus comercializadores de puerta a puerta estaba haciendo grandes ganancias haciendo demostraciones en los hogares con ayuda de las amas de casa.

Las azafatas modernas añaden un giro contemporáneo con el uso del comercio electrónico, lectores de tarjetas de crédito, teléfonos, el uso intensivo de Facebook, YouTube y Twitter. Muchas empresas argumentan que a pesar del encanto fácil de ordenar online, un importante sector de mujeres anhela el aspecto alegre de probarse la ropa y las joyas juntas y evaluar lo que funciona para ellas.

La compañía CABI con sede en los Ángeles, contaba con un equipo de comercializadores directos de ropa, cuando el diseñador Carol Anderson notó que las mujeres que salen de las tiendas minoristas deflactadas por la angustia, la ineficiencia de la interminable navegación online, por lanzar al mercado el sitio web de CABI Phone.

Pero Jaime L. Mullaney, Ph.D., profesor de sociología y antropología en Goucher College, autor de “A cargo de la fiesta: el tiempo de trabajo y la emoción en directo de comercializar” (2012), explica como la monetización de las amistades puede ser un tema problemático. “Es arriesgado lanzar al mercado sitios web aun cuando promete más tiempo para mujeres, amigos y familiares minimizando el tiempo de ir a una tienda de comercialización. Pero, por supuesto, en última instancia, el objetivo es comercializar productos.”, dijo el profesor Mullaney.

A pesar de que el profesor Mullaney y sus colegas que le ayudaron con el libro y asistieron con calidad de investigadores, cuando fueron conducidos a la cocina vestidos con todos los utensilios para la noche, uno de ellos dijo “todavía no me gustan los utensilios de cocina, esto es inútil para mí, porque realmente yo no cocino. Así que entonces, nos sentimos obligados a decir que esto es fascinante para nosotros.”

Algunas compañías ramifican hacia afuera la red social para apuntar a conocidos distantes, los que los sociólogos llaman “lazos débiles”

“Recuerdo que en una guía turística los asesores de una compañía nos dijeron: creen que no sabemos que mucha gente conoce 2000 personas de las cuales solo se sabe el primer nombre. A modo de ejemplo, utilizaron la mujer que trabaja en la caja registradora y la cual te encuentras con frecuencia, probablemente solo te sabes el primer nombre de ella. Así que cuando empezamos a estirar los límites, esto no parecía muy sostenible.”, dijo el profesor Mullaney.

El dinero en estas empresas puede ser escaso. Aunque por lo general son estas mismas empresas las que suelen pregonar las historias de éxito y las seis cifras de megasellers.

El señor Fitzpatrick y sus colegas estudiaron los datos a disposición del público a partir de las 11 empresas más grandes de comercialización directa, incluyendo a la gigante comercializadora de cosméticos mundial Nu Skin (donde el señor Fitzpatrick hizo una media de $300 al año.

A diferencia de otras muchas empresas, Rodan&Fields ofrecen una “declaración de divulgación de ingresos”, en su sitio web, que establece que en el 2001, los consultores nuevos hacen un promedio anual de $769, mientras que un consultor ejecutivo, nivel inmediatamente superior, realiza un promedio de $3196.

“Prácticamente nadie hace dinero excepto el 1 por ciento. Y eso es por lo general debido al patrocinio de nuevos distribuidores, donde se hace el dinero real. Así que ¿vale la pena acabar con el negocio?”, dijo y pregunto Fitzpatrick.

En efecto, la señora Guido, después de sentirse asediada, sin demora “escondió” 10 de sus implacables amigos de Facebook que comercializaban diversos productos. Por lo menos en una reunión en casa se comparte un pastel y café. Pero, con Facebook nada es divertido; solo te inundan con anuncios.

Aunque la comercialización desde casa en Nueva York puede ser más divertido, también puede ser un reto para difundir los productos sin tener de forma tangible el producto”, dijo Jessica Sigles, de 30 años, una estilista de Stella&Dot en Manhattan.

(Chantel Waterbur, fundador y director ejecutivo de Chloe e Isabel, respondió que la comercialización puede ser divertida, como un pasatiempo favorito de Nueva York. “He estado en hermosas fiestas en el jardín en Brooklyn y en reuniones de té y la decoración es a nivel superior”, dijo.)

La señora Singler también ha optado por asistir a los eventos donde la mayoría de Neoyorkinos asisten para compartirle sus productos. Las mujeres van muy elegantes y yo completo su vestuario con mis productos. Por falta de tiempo libre yo voy hacia ellos”, dijo Sigler.

Pero no todo se comercializa con una sensación de finalización y victoria como Ashley Yance, de 29 años, asistente de una editorial de libros. Hace dos años, después de mudarse de la ciudad de Ohio, ella estaba trabajando como servidora en un restaurante para complementar sus ingresos.

“Todo lo que trabajé por sacar esto adelante y lo único que he logrado es un épico fracaso”, dijo Ashley.

“Tuve buenos clientes, tenía el catalogo listo, el repertorio para aflorar a las personas, pero pocas personas hicieron compras”, continua Ashley. Después de dos meses, la señora Ashley Yence se rindió. “y todavía tenía todos estos productos en casa”.

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