En un mundo donde la popularidad suele confundirse con liderazgo, es fundamental recordar que liderar no significa agradar, sino asumir la responsabilidad, actuar con integridad y generar resultados. A diferencia de la popularidad, que busca aprobación, el liderazgo persigue el progreso, incluso cuando este conlleva sacrificios personales y decisiones impopulares.
En el mundo de la venta directa, cuando tu rol puede definirse por la capacidad de atraer líderes a largo plazo, que se sientan satisfechos con sus resultados y puedan ser inspirados a lograr más, conocer esta diferencia entre el liderazgo y la popularidad es clave para poder triunfar.
El rol del líder está lejos de ser glamoroso. Implica tomar decisiones difíciles, enfrentar críticas constantes y mantenerse firme ante la adversidad. A menudo, quienes lideran reciben más señalamientos que reconocimientos, y deben avanzar con resiliencia pese a no ser comprendidos o valorados en tiempo real. Como reza el dicho: «Pesada es la cabeza que lleva la corona».
La soledad también forma parte de la realidad del liderazgo. La psiquiatra Frieda Fromm-Reichmann afirmaba que las personas temen más a la soledad que al hambre o la falta de sueño. En el caso de los líderes, esta soledad no proviene de la ausencia de compañía, sino de la imposibilidad de compartir libremente sus dudas o vulnerabilidades, por temor a ser malinterpretados o utilizados en su contra.
El liderazgo auténtico exige equilibrio entre deber y convicción personal. Los líderes deben actuar con precaución en sus relaciones, ya que incluso los gestos amistosos pueden generar expectativas que, por ética, no pueden satisfacer. Esta tensión entre el rol público y la integridad personal es una constante en su camino.
Popularidad y liderazgo rara vez van de la mano. Mientras que los populares buscan validación, los verdaderos líderes se guían por la visión, los valores y los resultados. Si en algún momento alcanzan la popularidad, es solo una consecuencia, no una meta. Además, cuando los planes fallan, los líderes son blanco de críticas rápidas y severas, sin el derecho al anonimato ni la libertad plena de los demás.
Como expresó John C. Maxwell, «el precio del liderazgo es la crítica». Estar al frente implica visibilidad, escrutinio y, en muchos casos, resistencia. La historia está llena de líderes que, por desafiar el orden establecido, enfrentaron consecuencias fatales, como Gandhi, Lincoln, Martin Luther King Jr. y Kennedy. Su liderazgo no fue fallido, sino transformador y, por ello, incómodo para muchos.
¿Cómo puedes ejercer este liderazgo en el mundo del network marketing? Tal vez debes empezar a hacer aquellas cosa que otros líderes no se atreven a hacer: Llamar personas, crear espacios de reuniones, vencer objeciones, hacer visitas, trabajar duro todos los días e informar decididamente sobre el valor de tu producto. La constancia y los principios de liderazgo que hemos aprendido en este artículo son clave.
En última instancia, liderar no es buscar aplausos, sino actuar con responsabilidad. Es hacer lo correcto, aunque duela, aunque no se entienda, aunque incomode. Ser líder significa caminar por una senda difícil, entre elogios esporádicos y críticas frecuentes, guiado por la convicción y el compromiso con el bien común.
Con información de Addicted 2 Success.
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