Durante años, el desarrollo personal ha sido una pieza clave en el discurso motivacional del mercadeo en red. Libros, eventos, videos y podcasts repiten sin cesar ideas como “cree en ti mismo”, “mantén una actitud positiva” o “el universo conspira a tu favor». Estos enfoques tuvieron un gran auge en los escenarios del canal y aún son fuente de inspiración para muchas personas. Sin embargo, es momento de hacernos una pregunta incómoda pero necesaria: ¿realmente estamos preparando a los distribuidores para liderar negocios sostenibles, o simplemente los estamos entrenando para que se sientan bien mientras fracasan? o peor aún ¿Nuestras estrategias de motivación no son lo suficientemente claras y solamente llevan a la frustración de los nuevos líderes y a que simplemente se culpen a sí mismos de sus fracasos sin poder determinar claramente las razones de sus fracasos?
No se trata de negar el valor de la mentalidad positiva. Por supuesto que la confianza, la visión y la actitud influyen en los resultados. Pero cada vez resulta más evidente que una parte importante de la industria del desarrollo personal ha caído en el terreno de la pseudociencia emocional, donde el optimismo reemplaza a la estrategia, y donde repetir afirmaciones frente al espejo parece más importante que estudiar el mercado o perfeccionar una presentación de negocio. El resultado es predecible: miles de personas se sienten inspiradas… hasta que los resultados simplemente no llegan. Entonces, en lugar de revisar el sistema y los mecanismos de acción, se culpa a los distribuidores por «no tener la mentalidad correcta o por no hacer lo suficiente».
Lo preocupante es que muchos líderes bien intencionados repiten estos discursos sin cuestionarlos. Y aunque motivar es importante, motivar sin herramientas, sin estructura y sin disciplina es una fórmula peligrosa. Es como invitar a alguien a cruzar un puente colgante sin mostrarle cómo mantener el equilibrio. En el mundo real —el de los negocios, las ventas y la gestión de equipos— lo que hace la diferencia no es solo el pensamiento positivo, sino el pensamiento estratégico: saber construir relaciones, interpretar datos, trabajar por metas claras y diseñar sistemas duplicables.
Es hora de que el desarrollo personal evolucione dentro del canal del mercadeo en red. No se trata de abandonarlo, sino de transformarlo en una verdadera escuela de liderazgo y profesionalismo. Necesitamos menos frases motivacionales sueltas y más contenido sobre cómo crear una propuesta de valor funcional, cómo leer una métrica de retención, cómo liderar con empatía sin caer en la manipulación emocional. El nuevo desarrollo personal debe basarse en la disciplina, el estudio, la constancia, así como en el diseño inteligente de negocios.
Y no, esto no significa que el éxito sea inalcanzable. De hecho, el mercadeo en red sigue siendo una de las plataformas más accesibles para desarrollar negocios con bajo capital y alta escalabilidad. Hay historias reales de personas que han transformado sus vidas gracias a este modelo y a todas las oportunidades que ofrece. Pero no lo han hecho solo repitiendo afirmaciones positivias delante del espejo o visualizando cheques: lo han hecho aprendiendo, ajustando, midiendo y trabajando con enfoque. La pasión emocional debe ir acompañada de planificación racional.
Si queremos que esta industria sea tomada en serio por el mundo empresarial, tenemos que empezar a tomarla en serio nosotros mismos. Y eso incluye revisar las bases sobre las que se forma el liderazgo. El entusiasmo inicial puede encender la chispa y la emocióin directa, pero solo la disciplina sostenida, basada en cifras y hechos crudos, así como la estrategia bien ejecutada construirán el fuego que mantiene vivo un negocio real.
*Un artículo original de Viva el Networking.
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