Mary Kay es una icónica marca estadounidense, desde su primer producto en tono rosa hasta su sofisticada línea de cuidado de la piel actual. Ryan Rogers, CEO y nieto de Mary Kay Ash, celebra el legado continuo de la fundadora pionera de la empresa y presenta su visión para los próximos 60 años.
En la década de 1960, ver un auto rosa, el Coupe de Ville del color del lápiz labial, que General Motors luego llamó Pink Pearl de Mary Kay, era como encontrar un símbolo de libertad financiera y emprendimiento en la naturaleza. Estos llamativos autos se convirtieron en un ícono estadounidense, al igual que la fundadora de Mary Kay Inc.
Mary Kay Ash, junto con sus hijos Ben, Marilyn y Richard, fundaron su empresa homónima en 1963 con el objetivo de diseñar una oportunidad que pudiera cambiar el futuro para las mujeres. Desde entonces, la empresa ha atravesado varios cambios e innovaciones, pero ha mantenido firmemente la visión original de Mary Kay, construida con sus ahorros de vida.
En sus primeros años, Beauty by Mary Kay, como se llamaba originalmente la empresa, fue una operación sin lujos que requería largas horas y un esfuerzo familiar para despegar. Superar los desafíos de una startup en la década de 1960, especialmente para una mujer, fue complicado. Mary Kay luchó por obtener capital y, incluso después de encontrar el éxito, enfrentó discriminación de género al comprar su primer automóvil de lujo.
Esta experiencia en la concesionaria de automóviles fue un momento definitorio para Mary Kay y moldeó la filosofía de servicio al cliente de la empresa. Ella creía en poner a las personas primero, no solo en las ganancias y pérdidas contables.
En 1985, una compra apalancada le permitió recomprar las acciones de su propia compañía y devolver la empresa a propiedad privada familiar, una decisión que perdura hasta hoy, y que hace de Mary Kay un marco de referencia para las empresas familiares estadounidenses.
Mary Kay desafiaba las limitaciones de una sociedad dominada por hombres y se destacaba como una oyente y motivadora excepcional para su equipo. Ella revolucionó la estructura de reconocimiento en la industria y empoderó a las líderes de ventas.
La marca rosada de Mary Kay era un símbolo de su superación del techo de cristal a su manera y su deseo de empoderar a las mujeres emprendedoras.
El primer kit de maquillaje de Mary Kay evolucionó para incluir una amplia gama de productos de belleza y cuidado de la piel. La empresa luego se expandió internacionalmente y se centró en la fabricación de sus propios productos para garantizar una calidad de primer nivel en cada mercado.
La empresa prosperó al adaptarse a las necesidades de las mujeres en todo el mundo y al enfocarse en la tecnología y las herramientas de ventas basadas en el networking y el mercadeo social.
Como Mary Kay Ash, la marca Mary Kay es una pionera y ha adoptado la tecnología y la educación en línea para avanzar en las comunidades y oportunidades dentro de la empresa.
Hoy el CEO de Mary Kay, Ryan Rogers, aspira a mantener los valores de su abuela y expandir la marca globalmente, manteniendo la excelencia en productos y tecnología, logrando que más mujeres se beneficien de la excelente oportunidad de Mary Kay.
La filosofía de Mary Kay es poner a las personas primero, y Ryan Rogers lidera la empresa con este enfoque, recordando esa frase de Mary Kay: “Haz que cada persona que conozcas se sienta importante”. De esta manera, Rogers planea honrar el legado de su abuela y hacerla sentir orgullosa.
Vía | Direct Selling News.
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