Avon Products, la icónica marca de cosméticos reconocida por su modelo de venta directa, se declaró en bancarrota en Estados Unidos en 2024 debido a una deuda de mil millones de dólares y varias demandas legales. La empresa, que por décadas fue un referente en la industria de la belleza, se acogió al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras en un intento por reestructurar sus finanzas y definir el futuro de sus operaciones. Aún queda por resolver qué es lo que sucederá con la compañía, si será adquirida por otra compañía del sector o si podría continuar operando de manera independiente bajo algún mecanismo adicional.
El declive de Avon se vio acelerado por factores como la inflación, los cambios en los hábitos de consumo y el auge del comercio electrónico. Además, la creciente competencia de gigantes como Sephora y Ulta, así como de marcas emergentes impulsadas por influencers, redujo su relevancia en el mercado. A esto se sumaron las demandas legales por la presunta presencia de asbesto en sus productos de talco, lo que afectó la confianza de los consumidores en la marca.
Para asegurar la continuidad de la marca en otros mercados, Avon alcanzó un acuerdo con su empresa matriz, Natura, que adquirió sus operaciones fuera de EE.UU. en diciembre de 2023. Gracias a esta transacción, la empresa sigue operando con normalidad en América Latina, Europa y Asia, donde mantiene su modelo de negocio tradicional.
Avon no es la única empresa de belleza que ha enfrentado dificultades en los últimos años. En 2022, Revlon se declaró en bancarrota debido a una deuda de 3300 millones de dólares, aunque logró recuperarse en 2023. Más recientemente, el 5 de marzo de 2025, la compañía de tecnología estética Cutera solicitó la protección del Capítulo 11 para reducir su deuda en 400 millones de dólares y recaudar nuevos fondos. Esto confirma como las marcas americanas se enfrentan a una creciente competencia del mercado chino y los proveedores internacionales, y por qué es hora de que las marcas occidentales diseñen un estrategia para hacer frente a un comercio internacional que puede ser desleal.
El caso de Avon refleja el reto que enfrentan muchas marcas tradicionales para adaptarse al panorama actual. Mientras que las empresas emergentes aprovechan las redes sociales y la inteligencia artificial para impulsar sus ventas, compañías con modelos más tradicionales han tenido dificultades para digitalizarse. Aunque en EE.UU. Avon enfrenta un futuro incierto, su presencia en otros mercados sigue firme, respaldada por Natura y su estrategia global.
Recientemente se habló de que la compañía podría ser adquirida por otro jugador internacional, aunque no se ha revelado cuáles serían los posibles oferentes. La caída en las ventas de Avon ha significado un golpe duro para Natura, la compañía matriz de Avon, por lo cual la empresa estaría buscando un posible comprador para la marca al tiempo que la pérdida de importancia de la marca y las bajas ventas dentro de la misma han generado una caída del 29% en el precio de sus acciones durante el último año. Este es el peor resultado de la empresa desde la caída del 2004, un año en el que la empresa enfrentó sus más grandes dificultades dentro del sector.
Vía | La Nación.
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