*El siguiente artículo fue escrito por John C. Maxwell y fue publicado originalmente en su sitio web.
Después de trabajar hasta tarde, una noche tome un ejemplar de la revista Sport Illustrated con la esperanza de que su lectura me hiciera dormir. Ocurrió lo contrario. En la cubierta posterior había un anuncio que llamó mi atención y puso a flotar mi imaginación. Se trataba de una foto de John Wooden, un entrenador que durante muchos años dirigió al equipo de futbol de los Bears de la Universidad de California (UCLA). El comentario bajo la foto rezaba “El hombre que pasa las pelotas por el cesto tiene diez manos”.
John Wooden fue un extraordinario entrenador de baloncesto. Llamado el mago de Westwood, llevó a UCLA a ganar diez campeonatos en un periodo de doce años. En el competitivo mundo de los deportes, dos campeonatos consecutivos constituyen algo insólito, pero él llevo al equipo a siete títulos seguidos.
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Se requirió de un nivel constante de juego de primera calidad, de un buen entrenamiento y de una practica sacrificada. Pero la clave del éxito de los Bears fue la persistente dedicación del entrenador Wooden a su concepto de trabajo en equipo.
El sabía que si uno es supervisor y desea forjar nuevos lideres tiene que:
1) Apreciarlos por lo que son.
2) Creer que darán lo mejor de si mismos.
3) Elogiar sus logros.
4) Aceptar la responsabilidad que tiene con ellos como su líder.
El entrenador Bear Bryant expresó este mismo sentir cuando dijo: “Simplemente soy un instrumento de labranza en Arkansas, pero he aprendido cómo mantener unido a un equipo, como levantar a algunos hombres, cómo tranquilizar a otros, hasta que como equipo finalmente consigan latir juntos. Siempre digo tres cosas: Si algo sale mal, yo lo hice. Si algo sale regular, entonces lo hicimos. Si algo sale verdaderamente bien, lo hicieron ellos. Esto es todo lo que se necesitas para que la gente gane”. Bear Bryant ganó gente y juegos. Hasta hace unos pocos años tenia el mayor número de triunfos en la historia del fútbol colegial.
El liderazgo tiene los mismos principios en cualquier parte del mundo
¿Piensas que el mundo de los negocios es diferente? Definitivamente no, el trabajo en equipo siempre es algo que funciona para cualquier organización y tiene unos principios universales que pueden ser aplicados en cualquier nivel. Si tienes a tu cargo un equipo de trabajo, la tarea de forjar líderes y lograr que estos den lo mejor de sí mismos, es fundamental para el éxito. Esto es algo que solo puedes lograr cuando aplicas los principios que descubrieron entrenadores como Wooden y Bryant.
Apreciar a las personas es algo que estimula a las personas y las lleva a darse cuenta de su verdadero potencial. Creer en ellos es un elemento central porque les ayuda a que también ellos crean en sí mismos y se llenen de la confianza necesaria para que hagan lo que deben hacer. Así mismo, el elogio de sus logros es algo que fortalece su sentido de la capacidad innata que tienen para ir lejos y lograr mucho más de lo que se espera de ellos.
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¿Cómo estimular el liderazgo de los miembros de tu equipo puede llevarte hacia el éxito?
Todos los grandes líderes, los triunfadores que se encuentran en la cumbre del uno por ciento, tienen algo en común: saben que conseguir y mantener a los mejores es la tarea más importante del líder.
Una organización no puede aumentar su productividad, ¡pero sus individuos sí pueden hacerlo! El personal es el capital mas importante de una organización. Los sistemas se vuelven obsoletos. Los edificios se deterioran. Las maquinas se desgastan. Pero las personas pueden crecer, desarrollarse y llegar a ser más eficientes si cuentan con un líder que entienda su valor potencial.
Y con los cambios que está experimentando el mundo moderno, es vital, hoy más que nunca, que las personas reconozcan su potencial interno y lo puedan desarrollar para hacer frente a los constantes desafíos de un entorno siempre cambiante. La maquinaría, como lo dijimos hace un momento, puede volverse obsoleta, pero las personas sí que pueden aprender y desarrollar nuevos talentos. Las personas pueden desarrollar sinergias impresionantes cuando ponen sus talentos al servicio del trabajo en equipo y se comprometen con una visión. El capital humano puede aprovecharse hasta límites insospechados en donde las fronteras de éxito solo son establecidas por nuestra imaginación.
En resumidas cuentas, y es el mensaje esencial, es que uno no puede triunfar solo.
Si uno desea ser un buen líder, debe levantar otros lideres a su alrededor. Debe establecer un equipo. Debe hallar la manera de que otros capten su visión, la implementen y colaboren en materializarla.
El mundo de los negocios, y en especial las redes de negocio, se fortalecen gracias al trabajo de personas que hayan su camino hacia el desarrollo personal y estimulan a los demás para que también crezcan. Cuando se trata de las organizaciones de redes, la duplicación es sumamente importante. En este sentido, los líderes auténticos y realmente capaces son aquellos que pueden animar a otros a que sigan sus pasos y a que no teman a ejercer su liderazgo. Ten algo claro, no eres el único líder de tu organización, todos pueden ser líderes a tu lado, todos tienen lecciones valiosas que impartir, cuánto más rápido comprendas esto, con humildad y perspicacia, más fácil te será llevar a tu organización al siguiente nivel de crecimiento.
El líder vislumbra la gran imagen mental, pero necesita que otros le ayuden a que este panorama se haga realidad.
No puedes triunfar solo. Necesitas de líderes que acompañen tu crecimiento
La mayoría de los líderes tienen seguidores, y ganan más y más constituyen el éxito de su liderazgo. Son pocos los lideres que se rodean de otros lideres. Los que lo hacen benefician enormemente a su organización. No sólo se aligeran la carga, sino que su visión se desarrolla y se amplía.
¿Estás listo para ampliar tu visión y compartir el crédito con personas que te ayudarán a llevar a tu organización a niveles insospechados de éxito? Si la respuesta es afirmativa, entonces estás listo también para forjar nuevos líderes de tu equipo, para reconocer sus logros, estimular su confianza en ellos mismos, educarles y acompañarles a que puedan enriquecer la visión de grupo que los haga sobresalir frente a otras organizaciones y a prestar un mejor servicio a la humanidad.
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Por John C. Maxwell
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